a) Dimensiones del ser
No se podría hablar de integralidad si no se atendiera a todas las dimensiones de la persona humana. Una educación integral atiende a:
La dimensión física: el cuerpo permite realizar acciones, establecer contacto con los demás y adquiere una gran importancia con respecto a cómo nos identificamos y nos vemos a nosotros mismos. De entre los hábitos que se pueden hacer para evitar que la dimensión física sea afectada negativamente están el tener una alimentación saludable y realizar actividades deportivas.
La dimensión social: el ser humano es un ser sociable, por lo que es necesario mantener contacto con otras personas para garantizar la supervivencia. Aspectos como el desarrollar lazos afectivos, tener unas buenas amistades, vivir en una familia sin dinámicas disfuncionales contribuyen a poder alcanzar el bienestar y la felicidad.
La dimensión cognitiva: hace referencia a la capacidad que tiene la especie humana para usar su intelecto y crear nuevos conceptos, modificar su entorno y progresar partiendo de ellos.
La dimensión emocional o afectiva: las emociones son un aspecto de gran importancia para la adaptación de los seres humanos. La dimensión emocional no hace únicamente referencia a la capacidad de sentir emociones, sino también de identificarlas en los demás y saber cuál es la que estamos sintiendo en un determinado momento y su causa.
La dimensión comunicativa o lingüística: hace referencia a esta habilidad del ser humano de poder crear sistemas más o menos complejos de signos y símbolos con los cuales puede interactuar con los demás. Y es que el lenguaje es lo que nos permite transmitir nuestras ideas, opiniones y experiencias sin necesidad de tener que representarlas físicamente. Basta con que el interlocutor conozca el mismo código que estamos utilizando y así se dará el intercambio de información.
La dimensión espiritual o trascendente: se incluyen pensamientos filosóficos tales como el de comprender y el sentido de la propia existencia. Hay fenómenos que las leyes físicas no nos permiten explicar, lo cual nos puede suponer un auténtico misterio que además de frustrante nos puede resultar todavía más interesante. Como prueba de esto, desde tiempos inmemoriales los seres humanos hemos creado religiones y supersticiones con el fin de otorgarle una explicación, quizás fantástica e irracional, a lo desconocido.
La dimensión estética: la cultura no únicamente ha servido para crear bienes útiles para las necesidades más primordiales de los seres humanos, también ha servido como base para crear arte, con la finalidad de ser admirado. La visión de algo bello puede generar toda una serie de emociones y sensaciones que enriquecen la experiencia del ser humano.
La dimensión ético moral: hace referencia a la capacidad de los seres humanos para reconocer aquello que es lo más correcto, ya sea en base a unos criterios propios o en función de lo que indiquen las normas sociales. El ser humano debe tratar de actuar garantizando el mayor bien posible para los demás.
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