b) Factores

                        I.        Arte

El arte en las aulas genera múltiples beneficios relacionados al aprendizaje y al comportamiento de los alumnos, siendo los más significativos: un mayor compromiso emocional, trabajo más activo, aprendizaje cooperativo, la evaluación se torna más reflexiva y variada, etc.

Con respecto a la perspectiva neuroeducativa, el arte mejora tres factores para el aprendizaje:

La memoria: el arte mejora la memoria a largo plazo y ayuda especialmente a los alumnos con dificultades lectoras.

Las emociones: el arte mejora las habilidades artísticas y sociales, reduce problemas emocionales y ayuda a desarrollar una serie de competencias interpersonales como la comunicación, la cooperación y la resolución de conflictos.

La creatividad: el arte le enseña a los alumnos que los problemas reales suelen tener más de una solución posible, que la imaginación es una poderosa guía en los procesos de resolución o que no siempre existen reglas definidas cuando tienen que tomar decisiones. Por lo tanto, promueve el pensamiento creativo y divergente en los alumnos y desarrolla un pensamiento más profundo.

                     II.        Ejercicio físico

La actividad física promueve la neuroplasticidad y la neurogénesis en el hipocampo, facilitando la memoria de largo plazo y un aprendizaje más eficiente. Además aporta oxígeno al cerebro optimizando su funcionamiento y genera una respuesta de los neurotransmisores que intervienen en los procesos atencionales. Además, mejora el estado de ánimo y reduce el estrés crónico que repercute tan negativamente en el proceso de aprendizaje.

                    III.        Naturaleza

El medio natural afecta a nuestra salud global (cognitiva, emocional, social y física), en los niños disminuye además la probabilidad de desarrollar enfermedades mentales en la adolescencia y adultez. Por otro lado, mejora la memoria de trabajo y disminuye la falta de atención.

                    IV.        Alimentación.

La alimentación incide en el desarrollo del cerebro debido a que éste necesita alrededor del 20% de la energía que ingerimos. Podemos mejorar la salud y las funciones del cerebro a través de la alimentación, ¿cómo? Sabiendo que la principal energía que necesita el cerebro para funciona es la glucosa (que proviene de comer alimentos ricos en carbohidratos: cereales, legumbres, frutas, vegetales, lácteos) y además necesita otros nutrientes esenciales: vitaminas, minerales, ácidos grasos, proteínas.

Una mala alimentación puede generar: apatía, desgana, irritabilidad, nerviosismo, cansancio, falta de atención, fallos de memoria, de concentración e incluso depresión.





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